martes, 13 de mayo de 2008

Cádaver exquisito de la hora arremansada



Y después aquí
en el luminoso regazo del
oído más oscuro...
lleno de la boca de ese nombre
unido siempre al vértigo
ávido de las manos de esa tarde
al vacío
como si de sus pupilas brotará
toda la luz de la noche
toda entera
toda carcomida de deseo
címbalo el trémulo fulgor de su nostalgia
párpado de la nación del mar en su silencio
como una mirada viciada de ternura
espléndidamente desierta
verazmente satisfecha de soledad
ungida
del frescor de la madrugada
idéntica a la voz de la inocencia
lejana ya del eco en la esquina desolada...
lejana así.


Al-Jazhim Catar