sábado, 28 de marzo de 2009

También la pobre puta tiene escrúpulos...







Estimado Manu,
aunque parezca lo contrario,
sabes que en este país se te quiere.









Luego de mi tránsito por el estado puchi caca, me ha dado una cochina bronquitis que me ha mantenido tumbada en la cama casi una semana.

Y hoy que al fin me deshice de la fiebre y de casi todos los malestares, resulta que me encuentro con una noticia estúpida (lo cual, bien sabemos, en este país es cada vez más fácil, es de todos los días), pero además de estúpida me llenó de indignación. El cabezal de la nota decía:

Manu Chao podría ser expulsado de México

Todo este revuelo se arma porque al Manu, que se encuentra en Guadalajara para el Festival de Cine, se le ocurrió hacer una declaración sobre lo sucedido en 2006 en San Salvador Atenco (no lo creo, pero por si a alguien se le ha olvidado http://www.atencolibertadyjusticia.com/), y según las autoridades mexicanas con sus comentarios violó el artículo 33 contitucional que dice los extranjeros no pueden opinar ni intervenir en asuntos de pura incumbencia nacional.

Yo me pregunto, pero... ¿qué no es justo esto lo que sucede en este país un día sí y otro también? Porque de no ser así, ¿a qué mierdas vino la güera Hilaria apenas hace unos días?

¿Por qué nosotros como ciudadanos permitimos este tipo de sucesos? A un artista como Manu Chao, que es conocido a nivel mundial por su trabajo musical que nos ha llenado de malegría la vida se le amenaza con echarlo del país sólo por proferir su humilde opinión, sólo por atreverse a decir lo que todos nos atragantamos todos lo días. Porque a que hacernos pendejos, T-O-D-O-S sabemos que en este país están pasando cosas muy graves todos los días desde hace al menos 10 años (para ponerla fácil, porque está cabrón revisar tttoooodddaaaa la historia de México).

Por qué nunca he visto una nota que diga que expulsarán a José María Aznar, a Rudolph Giuliani, a los Clinton, o cualquiera de éstos que vienen a pasearse por mi país como hacendados propietarios, teniendo como guías de turistas a los pinches presidentes.

Por qué hay todo un escándalo por una opinión mínima pero contundente de un hecho real y verificable, y por qué nadie dice nada de la nota de hace tres días en la que se festejaba que la Hilaria esa haya declarado que en México se instalará una "oficina binacional" para combatir la criminalidad y la inseguridad.

Y con todas estas pruebas innegables, ahora resulta que la pobre puta Secretaria de Gobernación tiene escrúpulos y se persigna cuando escucha hablar de las personas a las que ha atropellado, matado, torturado, vejado, sentenciado, encarcelado y desaparecido. Ahora resulta que le parece insoportable que alguien más opine con claridad sobre la mugre de sus calzones, que bien sabemos todos, bajan y suben a voluntad de billetes de mayor denominación que el peso mexicano. Por favor, bien sabemos lo cogidos que estamos.

¡Hay días que me da vergüenza vivir en este país!

Acabo de verificar la nota y que resulta que ya "perdonaron" al Manu. Lo cual me da gusto. Pero ¿y nosotros... algún día podremos notar hasta donde nos llega la gonorrea y pondremos solución? ¿Algún día dejaremos de vender nuestro país como la más infecta de las prostitutas?

lunes, 2 de marzo de 2009

Escribir porque no quiero escribir

Sálvame del hastío, se llama esta imagen que obviamente encontré en la red, si tiene derechos, no lo sé; de tenerlos, tómese en cuenta que fue empleada sin fines lucrativos y con el único afán de dar una idea hermosa de mi estado de ánimo, que no lo es nadita.



Hace un mes que no escribo nada y, probablemente, pase un rato más sin hacerlo.

Como dijo una fínisima persona: le molestan los bloggers que se disculpan por no escribir (y coincido con su idea); yo no me disculparé, total, nadie lee esto y a nadie le importa, el mundo es muy basto como para detenerse a leer lo que escribe un ocelote, y ultimadamadremente, este blog es mío y yo hago con él lo que me viene en gana.

No he escrito, me encuentro en estado puchi caca, tengo una flojera ancestral e infinita, tengo un hastío de los últimos acontecimientos de la vida y del mundo, y lo poco que escribo lo quiero para mi libro. Tengo una desolación milenaria, ahora lo sé, producto de mis otras vidas.

Estoy en un estado de aburrimiento y pleito contra el mundo, que me da como cada dos meses, así que sólo resta esperar.

El estado puchi caca es un estado del ánimo, entre la náusea de Jean-Paul Sartre y la malegría de Manu Chao, pero con menos filosofía, sin pedigrí intelectual y sin nadita de guapachosidad; es decir, el estado de hastiamiento (si es que puede decirse así, y si no también) en que puede caer cualquier ser humano de poca virtud moral, gran ambición emocional, mucho desvelo inmisericorde, poco conocimiento musical, menos dominio políglota, quemadura del coco mundanal, y lo que a usted se le antoje.

Ahora, fui al diccionario de la RAE, ya sabe, a verificar que la palabra hastío represente en su justa magnitud mi estado emocional, y me mandó a la palabra disgusto, que me parece más vulgar que la primera, pero en la cual, una de sus acepciones es la siguiente: Desazón, desabrimiento causado en el paladar por una comida o bebida.

En cuyo caso, yo puedo interpretar para mi persona: Desazón, desabrimiento causado en el alma por varias personas y circunstacias.

Dejo aquí, lo que me parece una cita adecuada para el momento.

Habiendo perdido todo contacto con la vida y la realidad, malaxados por todas las corrientes, ideologías, facciones, siempre tratados con afán pedagógico y encerrados en la falsedad ¡daban un concierto eminentemente falso! Y a cada rato, ¡los muy tontos! Falsos en su patetismo, horripilantes en su lirismo, fatales en su sentimentalismo, infelices en la ironía, el chiste, la broma, presuntuosos en sus vuelos y repulsivos en sus caídas. Y así andaba el mundo. Así el mundo andaba y evolucionaba.

Witold Gombrowicz,
Ferdydurke