martes, 28 de abril de 2009

Crónica de la paranoiquez* 1


Si sientes que alguien te sigue, no es que estés paranoico, sino que ya saben quién eres.


Michael McLaren.


No hay nada más peligroso que un rumor, ahora, imaginemos lo que hacen muchos rumores infestados de miedo e ignorancia. Esto sólo es una mínima y unipersonal reseña de lo que ha venido sucediendo desde que alguien no tan astuto, pelón y chaparro, que es peor que alguien crecido a lo pendejo, botudo y con la boca anegada de ignorancia puede hacer por un país sumido hasta el cogote en el conformismo y la manipulación mediática y económica (domicilio y nombres conocidos).






Día 1
Jueves 23 de abril de 2009


El día transcurrió como todos los días en el DF: la buena noticia de que en cuatro meses en lugar de cuatro libros haré sólo uno, esto gracias a que la SEP no puede nunca terminar por decidir que hará con la Reforma Educativa (eso sí, el secre anda de acá pa allá en mitotes de salud); un chofer maljetudo que se niega a hacer la parada en donde me toca y tuerce el hocico; saque mi resto de la cuenta de mi nómina, mirando con enfebrecido deseo hacia la próxima semana que es de paga; un calor de la chingada y un ventilador que suena como helicoptero; ah, y en la oficina ya nadie se acordaba del chingo de ambulancias y bomberos del día anterior, que porque se cayó el techo del auditorio del Palacio de la Música o sea, lo que se dice un día cualquiera... hasta que en la noche, luego de la cotidiana cena familiar, cerca de las 23 pm, se dio un extraño comunicado por la tv: "Mañana viernes, en el Estado de México y el DF (ojo: las dos entidades del país económicamente más poderosas, a pesar de que se tenían datos que había más enfermos en San Luis Potosí) se cancelan todas las actividades en los centros escolares, desde kinder hasta universidades, debido a una epidemia de influenza". Y luego las cifras que no más no checan (daré datos aproximados a mis recuerdos, cualquiera puede confirmar la información en Internet). A ver, o yo soy muuuuuyyy lista, o el país entero muy pendejo, pero como 40 infectados más 20 muertos no son una epidemia que yo sepa.


Luego de tal anuncio, vino la sobremesa y un poco de sorpresa, a ver cómo, nos preguntamos en casa, pues como que no entendí muy bien.


O: Madre, pues llevas al Nene a la escuela.
Madre de O: Pues sí, a ver qué dice la directora, aaaaayyyyy! noooooo.., no creo que cierren el kinder, mañana es la clase abierta de computación del Nene, eh? y es fantástico, él y JJ (que se sienta junto al Nene) son los más avanzados del salón (o sea, no es que sea abuela gallina, es que es la neta, lo heredo de su madre, awiwi!). Etc.

Nos fuimos a dormir un tanto desconcertados, pero sí dormimos. ¿Que si tengo el valor o me vale? La neta, me vale muy profundamente madres.


Día 2
Viernes 24 de abril de 2009

¡Madres! Me quedé dormida. Madre de O y O se hacían preguntas sobre si llevar al Nene a la escuela o no, pero que la clase abierta que la manga del muerto... así que cuando salía de la casa me topé con las madres y los escolapios de la escuela de enfrente, la señora mamá que pasaba justo frente a la puerta de mi casa le decía a otra que apenas cruzaba la avenida: "¡Noooo manaaaa, ya ni te paseeees! ¡Que no vaber claseeeees, nossstán regresando a todoooos!!". En la mencionada escuela mal pusieron una cartulina: "A los padres de familia se les informa que debido a que hubo un enfermo de influenza, por disposición oficial, nohabrá clases hasta nuevo aviso" (las comas y la buena (?) redacción la puse yo).

Enllegando a la oficina encendí el radio y en todas partes lo único que se escuchaba era influenza, influenza e influenza. Lo primero: cómo prevenirla: que póngase cubrebocas; que lávese las manos de menos 20 segundos (al fin que hay un chingo de agua pa todos y nunca está contaminada); que si estornuda, hágalo en el ángulo del codo (¿y si mis codos no son angulosos?); y lo más importante: no salude de beso ni mano, no ande abrazando a los congéneres (o sea, pinches panistas, como no pudieron con la Ley Antibeso en Guanajuato...). Lo segundo: síntomas: que le duele la tatema (eso es raríííísimo en el DF), que le lloran los ojos (eso nunca pasa, somos de ojo cocodrilesco con doble parpado acostumbrados a la contaminación); que si le sale moco (métase un dedo en la nariz y hágase feliz... ya se saben la canción); que si le duelen los huesos y las articulaciones (o sea, el estrés también nos la pela); que si tiene tos; etcétera, síntomas que pueden ser de cualquiera otra cosa y que pueden sentirse en cualqueir momento debido a causas multiples. De todas formas, yo descubrí que lo que había creido era bronquitis... había sido influenza, y me dio justo el Día de la Primavera (pa que se note que el relajo este ya venía desdendenantes).

Todos llegan a la oficina, con cara de ¿saludo no saludo? Eso sí en el twitter fue uno de los días más divertidos: la noche de los muertos vivientes, Bradbury, soy leyenda (de veras, sí soy), zombies, exterminios, alabanzas al alabado y arrepentimiento de todos los pecados, bromas y chistes de todas las estaturas (http://www.eluniversal.com.mx/notas/593420.html), y en esas andábanos, cuando ¡madres! que tiembla... yo dije, ya me dio, pero que agarro el escritorio y que no, que sí se movía mal pedo, que le digo a JH en el msn "tiembla, me voy", que le hago señas a B y como estaba comadreando en el fon ni me peló, que me pongo de pie junto al área señalada y que le hago señas a A y que me dice "qué?" con cara de cómo chingas... que les digo: "¡¡Mierda, que está temblando!!" (todo eso lo hice a la velocidad del sonido), y que comienza a temblar más gacho, y que la pinche alarma no sonó hasta que el temblor iba a la mitad... Luego del temblor viene la mala leche: subir ocho pisos sin elevador con condición física de fumador empedernido, me caga. Cómo si necesitáramos más sustos.

J lloraba y lloró un buen rato, la pinche red mala, y no supe hasta la tarde que el temblor fue de 5.7 Richter, mi madre ni por enterada. Luego el twitter saturado de pésimos chistes que no repetiré aquí (buuuuooo). Pero los datos en los noticieros saltan, no más no son creíbles, a no sé qué horas del día se dijo que el paro de labores escolares sería hasta el 6 de mayo, dijo el Lujumbiano que "tres días y pico", ni pa contar es bueno; que el Enlace, pues ya valió, y que la fiebre viene del marrano (dijo Dk, o sea que no te beses con cerdos (tá díficil, dije yo)). B dijo que dijeron creo que en el periódico ese grandote de colores que de prepa para arriba suspendieron las clases que porque el EPR dijo que cometería un atentado. En todos los medios los enfermos y muertos van en aumento; ya para la noche eran más los estados del país con infectados y algunos otros países. Y de pasada pasadita, nadie habla de la legalización de las drogas, que casualidá. Y al salir de la oficina yo sólo puedo pensar que me da más miedo pensar que detrás de todo esto hay algo inimaginablemente turbio y grande, y obvio que deja muuuucho varo, que puede ser cualquier cosa de índole política o económica, pero no biológica ni sanitaria. Porque si mal no recuerdo el año pasado nos la ensartaron con el IETU mientras todos se peleaban por fumar o no fumar en los espcaios cerrados (pinche ley culera). Ah, y de remate en el twitter dice 4yu (que trabaja en un centro público de salud): "que las 60 vacunas desaparecidas en la mañana se las llevaron los directivos para ellos y sus familias"... esto es México.

Llego a casa y me dice una amiga, "que me dijo mi amiga la doctora, que conoce a la directora del ISSSTE, que cuando en las noticias anuncian 100 infectados en realidad son 1,000", si hacemos deducción entonces son 10,000, peeeero, la cosa es que en lo que va del día, yo no he escuchado a nadie, pero a nadie, ni siquiera estornudar... mmm...

No entiendo qué es tan díficil:
si la gripe es de cerdo,
seguro que este güey fue el culpable.

* Paranoiquez. Que no paranoia, es un estado de la mente imbuido por cualquier clase de pendejada, que contrario a la paranoia, sí tiene que ver con la realidad, sólo que ésta rebasa de tal forma la ficción que uno no atina bien a bien qué pensar.

PD: Creo que de mientras aquí le paro porque se me ocurrió poner un chingado banquito para sentarme a escribir esto y ya tengo las tepaljuanas en estado lamentable. ¡Ay!

lunes, 13 de abril de 2009

La imaginación sin dueño

Mi único carruaje es la imaginación, pero no a secas: la mía tiene ojos de lince.


José Lezama Lima

La bronquitis de hace algunas semanas me dio el tiempo y el descanso suficientes para ver la televisión con mi hijo. Yo también, como muchas personas que gustamos de leer y de los libros, detesto con bastante regularidad el aparatejo ese llamado televisión, pero no lo satanizo, le reconozco su lugar y en ocasiones su utilidad si sabe emplearse de manera provechosa, por ejemplo, si su propósito es obnubilarse y dejar descansar a su maltrecho pensamiento, la TV es idónea, jaja.
En cuanto a los niños, le doy su lugar como medio para darle a los nenes conocimientos que ni de manera remota uno como padre podrá darles nunca, aunque también creo en la supervisión al momento de procesar todo lo que sale de la cajita, (Dylan tiene estrictamente prohibido ver Los Padrinos Mágicos, es un porquería; de hecho, en cuanto los ve, pide que le cambien el canal), esto propicia que de tanto en tanto me dé a la tarea de sentarme alguna tarde a ver la televisión en compañía de mi hijo, preguntarle por su caricaturas favoritas, hacer zapping y detenerme en lo que él me pide (esto sucede también porque yo no veo demasiado la televisión, así que mi ignorancia de programaciones y canales es grande, con lo cual, muchas de las veces, me conformo dejando que mi hijo de tres años sea quien seleccione nuestro entretenimiento), y la mayoría de las veces me sorprendo de la forma en la que han evolucionado los programas y las caricaturas para niños.

Es una charla recurrente entre adultos, saber qué caricaturas veías cuando eras niño, esto determina tu edad biológica y mental, y ayuda mucho (me parece) a hacerse una idea del interlocutor. Por ejemplo, a diferencia de todas las mujeres de mi edad, cuando yo tenía como ocho años me complacía mucho ver a la anoréxica de piernas largas, Sandy Bell, que tenía una camioneta psicodélica y estaba enamorada de un pintor (los personajes aparecidos en este ensayo no tienen nada que ver con la realidad (?)), en contraste con Candy Candy (que aunque me quemen en una pira, diré hasta el cansancio que me parecía y me parece repugnante, la forma en la que suspiraba mientras decía con voz tipluda y gangosa: “Mark Anthony...” siempre me pareció lastimera y melodramática, más que romántica). Para los que no entendieron: ¡ME CAGA CANDY CANDY!, y su estética del siglo XIX, y su voz como de herida luego de pisotón... ¡agh! al fin me desahogué.

Sandy Bell vs. Munra


Además de Sandy Bell, me gustaban cosas como los Thunder Cats (quien no recuerda la transformación de Munra: “¡Antiguos espíritus del mal, transformen este cuerpo decadente, en ¡¡Munra, el inmortal!!” (esto, como todos sabemos, lo escribo levantando los brazos al cielo y pasando de la posición de la espalda jorobada a la de muy mamado) y los músculos de Leon-O o Panthro (¿verdad, Claudina?), Mazinger Zeta, Robotech, los Halcones Galácticos, la Liga de la Justicia (“Poderes de los gemelos fantásticos, ¡Actívense!”), por supuesto, Don Gato y su Pandilla (creo que siempre le tuve algo de compasión a Matute y, como todos, una innegable ternura a Benito Bodoque y a su inocente má), el Inspector Ardilla, la Hormiga Atómica (¿quién no empleó luego este nombre como mote de alguna de sus maestras?), ¡ah! y por supuesto, el hilarante ¡Capitááááaaannn Cavernííííccccooollllaaaaaa!! (a quien luego se le sumó: “¡¡E hijo!!”).

Extraño al Capitán Cavernícola.

Pero creo que ya me demoré en mis remembranzas y me desvié de mi ruta original, a lo que iba es a que en nuestra infancia, al menos que yo recuerde, eso de los amigos imaginarios no existía, o sucedía como casos aislados; nadie que sea adulto, a menos que en su infancia lo haya hecho, se explica cómo es que los niños tienen amigos imaginarios, por qué, para qué, qué carencias se cubren al inventarse una imagen, una sombra que acompaña los juegos y temores. Yo me atrevo a decir que no tuve infancia, no pude nunca disfrutar del tiempo y el espacio correspondientes a la imaginación y el juego infantil [excepto como ya se vio, a las caricaturas y a las películas del 11 (padezco insomnio desde los ocho años, así que solía escabullirme entrada la madrugada a ver películas como El Ángel Azul o El Apartamento, el de Jack Lemmon, que sólo pasan en ese canal), quizá sea por ello que ahora me sorprendo con cosas como el maratón de La Mansión Foster para Amigos Imaginarios.


La Mansión Foster para Amigos Imaginarios.


Sé bien que caricaturas como ésta no necesitan más publicidad, pero puedo decir maravillada, ¡qué grata sorpresa! ¡Fantástica imaginación! Es posible que ya muchos sepan de qué va. Pero haré un resumen breve.

La Mansión Foster para Amigos Imaginarios no es otra cosa que un orfanato en el que se alojan los amigos imaginarios que han sido olvidados por los niños que los inventaron, de esta suerte, uno puede encontrarse con Bloo, que es un ser azul como burbujita en extremo maleable y ocurrente; Mac, el niño de ocho años que inventó a Bloo y que descubre la mansión luego de que su madre le pida que deje a su amigo imaginario pues ya es muy “mayor” para tener uno; Terrible (Terrence) el hermano grande y adolescente de Mac que es bastante estúpido, graniento e insufrible y que le hace la vida imposible a Mac y Bloo; Wildo, que es alto y colorado, una combinación entre Michael Jordan (de hecho, fue él quien lo imaginó) y Elmo, pero desnutrido y un tanto maltratado, la falta de un brazo y un ojo salido dan cuenta de ello. Eduardo, que a pesar de tener un aspecto atemorizante es un pan de azúcar que se asusta casi con todo (en la versión original, habla spanglish, y esto se debe a que fue creado por una niña que vivía en un barrio difícil, que necesitaba a alguien que le ayudará a superar sus temores, y que en la adultez se convirtió en policía). Cocó, que es una cosa, sí, una cosa entre garza, palmera, avión y bufanda de plumas, llamado así porque sólo sabe decir “Coco, cocó, cocócocó, co coco, cócococó” y que pone huevos coloridos con extrañas sorpresas cuando se pone nervioso (fue imaginado por una niña que padeció un accidente áereo). La Duquesa (la verdad mi favorita, aunque es insoportable), cuyo nombre de gran alcurnia es Diamante Persnickety primera y última, y que como su nombre de pedigrí deja entrever es casi un cuadro de Picasso, con ojos cubistas, trasero de Miró y boca plagada de quejas y exigencias del tamaño de su realeza, siempre buscando ser adoptada para salir del “muladar” en el que vive (por desgracia, no poseo datos de la intelectual y sangrona imaginación que pudo darle animación a la Duquesa), y que le hace la vida de cuadros a Frankie, la joven que organiza todos los asuntos domésticos de la mansión: la comida, la lavandería, la limpieza, etcétera, y nieta de la fantástica Madame Foster, fundadora de la casa, viejita encantadora que se encargó de crear las normas que rigen la mansión, siendo ella la primera que las rompe, y la única capaz de mantener libre la imaginación hasta la vejez como queda demostrado mediante el Sr. Conejo (Sr. Herriman, amigo imaginario de Mme. Foster), un conejo, me atrevería a decir extraído de Lewis Carrol, con monóculo y reloj de bolsillo, de una seriedad inigualable, jamás transgrede las normas, su pensamiento es dogmático, didáctico y ortodoxo (según Mme. Foster es así desde que lo imaginó por primera vez) y es quien se hace cargo de las adopciones; además de discutir y pelear todo el tiempo con Frankie, pues sus formas de ver la vida son totalmente opuestas. Los personajes son de extrañísimas apariencias, las escenografías de la mansión son todas de un dejo vintage peculiar y hermoso, y los caracteres de los protagonistas están perfectamente delimitados desde el punto de vista dramático.

La familia Foster.


La primera vez que leí sobre la Mansión fue en una revista para rockeros (sí, los rockeros también vemos programas para niños), y me llamó la atención lo que decían de ella: “Un fantástico ejercicio de tolerancia”, divertido, además, porque en esa casa hay espacio para todos, cada quien es lo que es, y no se le juzga por ello, todos son extrañísimos en su apariencia y sus costumbres, y sin embargo, nadie es criticado ni excluido por ello, sino pregúntenle a la antipática Diamante; y los niños son reconocidos no como niños, sino desde un lugar más fundamental, como seres humanos, con personalidades y determinaciones propias.

Si acaso se pregunta quién se encarga
de las coloridas escenografías de la Mansión,
esas se las debemos a Tim Biskup.


Se suma a todo ello que ayuda a entrenar la imaginación, a demostrar que no tiene límites, que lo mejor de la imaginación es dejarla crecer, nutrirse; dejarla sonreír y adquirir color, y que lo más hermoso de ser niño es tener la imaginación a flor de piel y hacer con ella lo que venga en gana, compartirla, desgranarla y dejarla libre y sin dueño, porque es de todos. No hay nada comparable a la imaginación sin dueño que puede transmitirse, prestarse, o mejor, compartirse y disfrutarse.


A falta de un retrato de su magnífica realeza,
Diamante Persnickety, primera y última,
dejo aquí la Mujer con gorro de Pablo Picasso
que se le parece bastante.

PD: Lo mejor de ver esta caricatura es escuchar las tremendas carcajadas que se pega Dylan con los enredos que suceden en ella. Si se quiere entender a cabalidad todo lo que sucede en la Mansión, es importante ver los primeros tres capítulos de la serie.