miércoles, 9 de febrero de 2011

No + números, no + estadísticas, no + indiferencia, ¡BASTA! (parte 1)

Nota aclaratoria: vengo preparando este post desde hace un par de meses, quizá sea notorio, quizá no; las razones son meramente logístico-ecónomicas: no tenía para pagar la cuenta teléfonica que me provee la red, no puedo escribir desde un cibercafé. Así que apenas escribo, si nota algún desfase entre lo escrito y las últimas novedades en mi vida, pase de largo. Podría haber olvidado este asunto, pero es necesario. La imagen pertenece a Alejandro Magallanes y fue puesta al servicio de todos. Gracias.

Hace tiempo charlando con alguien que no recuerdo quién era, le dije algo semejante a: "Yo creo que la histeria de las personas en el DF se debe a que, de una forma inconsciente, uno tiene un atisbo de que puede morir en cualquier esquina"; aunque no recuerdo con quien hablaba entonces, sí recuerdo que se carcajeó y dijo: "¡Siempre exageras!". Puede que sí, que yo exagere, pero nunca como hoy, eso que dije alguna vez cobra más relevancia, más realidad, más color, color rojo, rojo intenso, rojo sangre, rojo vísceras, rojo sesos, R.O.J.O.

Yo no sé nada. No entiendo. Confieso que he dejado de leer y de escuchar los periódicos y las noticias hace meses ya. Quizá sea un pecado, pero, ¿para qué los leo? Aún sin hacerlo adivino los encabezados: 8 decapitados en Tamaulipas (lugar al que ahora popularmente se le dice "Mataulipas"); 16 colgados en un puente en Guerrero; 76 cadáveres en La Marquesa (puede intercambiar cifras y lugares, dará lo mismo), y además las fotos. Esas terribles imágenes que a mí me perturban, pero que no tienen el mismo efecto en todos. Yo he dejado de leer, pero no se me olvidan, no ignoro, nunca falta que alguien lo comente. Es que no es mi imaginación, algo en verdad grave está sucediendo en mi país, en mi estado, en mi ciudad, en mi pueblo, en mi colonia, en mi barrio, en mis calles.

No es tan lejos como Colombia, no es tan distante como Irak, no se llama Chiapas, ni Ciudad Juárez, se llama mi amiga "tal"; la amiga de A..., K...; se dice de la vecina de acá a dos cuadras; de la señora de las torillas; de mi amiga muerta, S; del señor del taxi (sí, esto es un recordatorio de un poema de María Rivera); y los móviles son tan diversos y repetitivos como asalto, robo, violación, narcomenudeo, ambición, codicia, desempleo, "maldita miseria" (según dijo el JJ ), desesperación, hambre y coraje, mucho coraje, ira, rabia, angustia, hartazgo milenario.

¿Por qué nos estamos matando en este país? Digo "nos", porque aunque yo no he asesinado a nadie nunca (y sé bien que no lo haré jamás), me siento culpable, responsable por no hacer nada, por no saber cómo hacerlo, porque mi hijo crecerá y seguirá viviendo en este país; culpable por no tener ni una mínima idea de cómo detenerlo ni solucionarlo.


Y entonces, luego de preocuparme por el mundo, aterrizo, y vuelvo a mis preocupaciones propias y ridículamente minúsculas: no tengo empleo desde septiembre (al momento de publicar esto, ya lo tengo, pero todo es complicado); hace poco más de un mes se me terminó mi fondo de ahorro; tengo un par de deudas que van creciendo; y otro par que he adquirido en este tránsito; tengo un hijo que demanda; tengo que hacerme una cirugía que he ido portergando; tengo que pagar la renta, la escuela, la luz, el gas, la ortodoncia, el teléfono, el trasporte, ah, sí, la despensa (a veces a mi hijo y a mí nos da por comer todos los días); mi hijo va necesitando ropa nueva y zapatos, crece, la ropa le va quedando chica; hace meses no vamos al cine, hace meses le tengo que decir a mi hijo de 5 años: "No. No. No tengo, no me alcanza, no hay, no pidas, no, no, no, ¡no! ¡Niño entiende! ¡No! ¿Hijito, por qué no entiendes si sólo son dos letras? Fácil: NO".


Hago mis diligencias cotidianas, buscar empleo, cocinar (y ahora gracias a un plan emergente que organicé para ocasiones como éstas, también hago panes y postres y los entrego a domicilio, inf. aquí), leer, intentar escribir, intentar pensar, estar clara, no histerizarme, y entonces (lleve sus cuentas, el salario mínimo para este año en el DF y la zona conurbada es de 59.82 maravillosos pesos diarios), me encuentro con que el maldito kilo de jitomates cuesta 20 pesos; las papas, 18; un queso, 40; el kilo de limones, ¡36 malditos pesos!; un pinche pan Bimbo, 26; el autobús en esta ciudad, 7 pesos; un taxi, 30 (si salgo del súper cargada de bolsas es casi obligatorio que abordé un taxi, su Dylan se me duerme antes de llegar a casa, cómo le hago); una torta en la calle, 40 (por si salgo a buscar trabajo); si llevo a Dylan al cine, son 100 en modo austero, 300 en modo + palomitas y chuchulucos (por eso es que ya no lo llevo); el recibo del teléfono, casi 800 -cabe aclarar que tuve cortada la línea cerca de dos meses- (porque tuve que hacer varias llamadas a celular para ver si consigo algo de trabajo); la luz de este mes fue de casi el doble, por el frío y el calentador. Y hablando del frío, ruego todos los días (y lo cubro como con 4 kilos de ropa), para que a Dylan no le dé catarro, porque un catarro de niño sale como en unos 1,500 pesos, o más (si tienen hijos lo saben); así que: "Dylan pónte el gorro, Dylan no andes descalzo, no Dylan, no puedes tomar la leche fría, no, Dylan, no puedes quitarte el suéter, ¡qué NO!". Y mi cuenta del banco, la de B... está en 32 pesos; la de H... va como en 632 (al momento de la publicación ambas cuentas están en números rojos, y se van poniendo como morados). A mi querido dentista (he comenzado a quererlo luego de ver cómo me aguanta), le debo casi 5 mil pesos (ahora son más, pero omitamos detalles). Mejor cambiemos de tema, porque comienzo a sentir algo como ronchas en todo el cuerpo. Hablemos, mejor, de cómo encontrar un empleo.


Pues bien, lo primero es ver las páginas de empleo en Internet. Estas páginas son deficientes e inciertas, están colgadas en la nada, ¿de verdad sirven? Soy editora, correctora (y escritora en secreto, ssshhh). Pero ya entrados en necesidades puedo ser correctora, redactora, reportera, articulista, guionista, copy, ok.


Editor, tiempo completo (en este país "tiempo completo" se le llama a 12 horas de jornada laboral, no sé en qué momento perdí de vista algo que sucedió en la historia y el Código Laboral fue enmendado, soy distraída). De nuevo: editor, tiempo completo, 1 hora para comer: habilidades: comunicación con autores, corrección de estilo, capacidad para filtrar información, salario: 6 mil pesos... em, éste, NO. Editor web, conocimientos de html, al menos 3 años de experiencia en puesto similar, desenvolvimeinto en redes sociales, salario: 7 mil. Tampoco. Veamos los de corrección. Búsqueda avanzada. Corrector de estilo, con conocimientos de ortografía, gramática, 100% de inglés, alto sentido de la responsabilidad, disponibilidad de horario (cuando se dice esto en un anuncio de empleo, significa, "usted trabajará 12 horas, pero si nosotros queremos trabajará 16 o las que se nos antojen"), experiencia comprobable de al menos 3 años, salario: 4 mil por honorarios, NO. Corrector de estilo y pruebas, recién egresado, conocimiento del lenguaje tipográfico, puntual, disponibilidad de horario (si eres egresado suponen que no tienes hijos, ni otras cosas por hacer, es decir, suponen que "tu vida nos pertenece"), salario: bonificación ecónomica, ¡ah, cabrón! ¿Desde cuándo la "caridad" (lo digo con sarcasmo, porque trabajar para obtener limosna, en mi diccionario es más bien esclavitud) es una salario? Prrrrttttt. Cambiemos de tema de nuevo, porque ahora voy sintiendo como que me duele el estómago.


Intento distraerme, así que abro mi cuenta de Facebook, chismear sobre la vida ajena siempre distrae y es más sabroso. Y comienzo a ver que muchas personas a las que sigo en lugar de foto, tienen una imagen de perfil que dice "no + sangre". Busco, y me doy cuenta que Alejandro Magallanes la hizo circular para protestar por todas las personas que han sido asesinadas, desaparecidas, baleadas, secuestradas, agredidas, apuñaladas, desmembradas, en los últimos años en este país.


Según la última cifra publicada en los medios, fueron 15,273 los muertos el año pasado (2010), por la "feroz lucha contra el narco", o por las razones que usted quiera. 15,273. 15,273. 15,273. Cuando escuché-leí esta cifra estuve mascullándola durante días. Se la dije a Caballito varias veces, le dije, "¡Te imaginas?". ¡Ni siquiera alcanzo a imaginar cuántas personas son 15,273! ¿Cuántos rostros son 15,273? ¿De qué trabajaban 15,273 personas? ¿De cuántas personas se componen sus familias? ¿Por qué hay tanto desempleo si quedaron libres 15,273 empleos con esas muertes (porque de algo trabajaban, ¿no?)? ¿En dónde vivían esas 15,273 personas, dónde están sus casas, cómo son, de tabiques, de adobes, de tablas? ¿Qué comían esas 15,273 personas y de dónde sacaban para hacerlo? ¿A cuántos hijos dejaron huérfanos? ¿A cuántos madres y padres, y esposos, tíos, primos, amigos, vecinos, dejaron llorando y consternados? ¿Cuántos pares de zapatos utilizaban 15,273 personas? ¿Cuántos cepillos de dientes son 15,273...


[Suena el teléfono... ¡Yujúúúú! ¡Una entrevista laboral! Tendré que irme... Disculpen las molestias que esta buena nueva ocasiona.......... ya regreso a terminar en cuanto pueda.]